Patricia Boquete, psicóloga y orientadora laboral, decidió sustituir el diván por las cazuelas. Creó Terapia Culinaria®, donde convierte la cocina en soporte y herramienta para la intervención psicológica. Muestra su trabajo aquí y nos explica a continuación cómo nació esta idea.
“Para mí era importante romper barreras, hablar al mismo nivel de penas y alegrías, en un entorno que nos acompañara a relajarnos y a observar la transformación de las cosas y en general, de la vida”
Patricia Boquete, Terapia Culinaria®
¿Cuál es el recorrido que te ha traído hasta aquí?
De pequeña siempre estaba bajo el delantal de mi madre o jugando a cocinitas. Aunque de adolescente me empezó a llamar muchísimo la atención acompañar a las personas con el fin de ayudarlas.
Pronto supe que tenía claro que quería estudiar psicología y así lo hice. Fue al escuchar fuertemente mis dos pasiones que llegué hasta aquí.
¿Qué cualidades, experiencias y disciplinas se confabularon para que sucediese?
Terapia Culinaria® nació de la idea de poder reunirnos entre cazuelas, esperando acompañar a las personas desde un entorno más íntimo, más cotidiano. Para mí era importante romper barreras, hablar al mismo nivel de penas y alegrías, en un entorno que nos acompañara a relajarnos y a observar la transformación de las cosas y en general, de la vida. Centrados siempre en el momento presente.
Recuerdo siempre a mis padres hablando debajo del extractor de la cocina, a veces incluso me daba la risa, porque les oía cuándo ellos a veces no querían que les oyese. Me gustaba (y me sigue gustando) verlos en su pequeña cocina, atendiendo a las conversaciones difíciles en la mesa. Siempre quise trasladar eso que tanto me llenaba y que con el tiempo, fui viendo que en tantísimos hogares sucedía.
El calor familiar alrededor de la cocina, el acto de cocinar como acto de reunión, el alimento como motor de cambio y crecimiento.
¿Cuál es el objetivo tras la Terapia Culinaria®?
El objetivo es buscar un cambio mental positivo, entendiendo la actividad como un elemento que puede ayudarnos a centrarnos en el momento presente, disipar pensamientos negativos, trabajar la autoestima, el empoderamiento y la comunicación tanto con nosotros como con los otros.
¿Es una terapia adecuada para las personas que odian cocinar? ¿Les ayuda a ellos a estar en el presente?
La verdad es que a muchas de las personas que han acudido a Terapia Culinaria®, no les gusta cocinar y en diversas ocasiones, justamente ha sido ese el motivo que les ha traído a compartir fogones. Intentar realizar una actividad no cómoda para ellos, esperando así también ampliar su experiencia.
Poner el foco en el presente es algo que todos somos capaces de hacer y aún más cuando prestamos atención a la realización de una tarea. No obstante, el ritmo de vida vertiginoso que llevamos, no nos permite disfrutar del presente con total libertad. Para ello, la cocina es una buena herramienta para practicar la atención plena, atendiendo a la presencia de los 5 sentidos y al diálogo terapéutico.
En Akko, Israel, conocí proyectos de cocina dirigidos a pacientes con enfermedades mentales, especialmente esquizofrenia. Uno de los pacientes me dijo que cocinar le gustaba más que hacer terapia con barro. Le ayudaba a crear y alimentar al mismo tiempo. ¿Cuentas con ejemplos similares?
Me gusta que comentes los ejemplos que viste en Israel. Israel es uno de los pocos países que tiene estudios superiores en los que se enseña que la cocina puede ser una herramienta de transformación.
A mí, personalmente, me gusta mucho cómo las personas somos capaces de recordar a otras personas a través de la comida. Habitualmente los jóvenes, nos acordamos de los mayores por aquellos platos que nos cocinaban. Y curiosamente, los mayores, se acuerdan de aquellos jóvenes aún muy menudos, a través de esos mismos platos.
Las reacciones a los olores, a los sabores, cuando de repente somos capaces de dar con esa emoción, que podía parecer olvidada... Cuesta de describir con palabras
“La cocina es una buena herramienta para practicar la atención plena, atendiendo a la presencia de los 5 sentidos y al diálogo terapéutico.”
Patricia Boquete, Terapia Culinaria®
Siendo el comer una necesidad diaria, ¿Cómo crees que afecta a las personas que no se llevan bien con la cocina?
He oído muchas veces la historia de intercambiar las comidas por una pastilla, o aquello de que preferirían vivir del aire. Pero, la realidad, yo creo, va más allá de comer de manera mecánica lo que se nos presenta en el plato. Va de nutrirse y de quererse mucho y bien durante el acto.
¿Cómo definirías una reconciliación con la cocina? El antes y el después.
Reconciliarnos con la cocina, suele llevarnos a menudo a la niñez, porque el alimento nos ha acompañado siempre y habitualmente visualizamos a nuestros seres queridos, dándonos amor, a través de los platos, fueran estos más o menos elaborados o exquisitos.
Reconciliarse con la cocina tiene que ver con establecer una nueva relación con nosotros mismos, poniendo sobre la mesa nuestras emociones, dejando levar nuestros pensamientos y transformando todos estos ingredientes en todas sus posibilidades.
¿Cuáles son tus hitos como terapeuta culinaria?
Los hitos como terapeuta culinaria siempre van relacionados con cada una de las personas que he podido compartir cocina. Cada una de ellas me aporta una nueva visión.
Una nueva perspectiva sobre lo que nos rodea y sobre lo que nos une en ese momento, cocinar. Y es ahí donde me doy cuenta de que la gran mayoría de veces, cocinar es emoción.
Personalmente, además, disfruto mucho de cocinar con grupos de personas con las que por norma, obviamos que pueden cocinar. Por lo que me encanta poder devolver el poder y la fuerza de compartir ingredientes y una cuchara de madera con gente mayor, personas con Alzheimer, o personas con la capacidad visual disminuida.
Al final, la cocina es de las personas. Para ellas y por ellas.