Tras la mención bárbara algunos pasasteis por aquí e incluso decidisteis quedaros a la sobremesa. Es por esa razón, que antes de empezar, me gustaría presentarme.
Quién soy
Si esa pregunta no hubiese aparecido en mis libretas desde los 9 años, hoy probablemente, no estaría haciendo lo que hago.
En palabras de Albert, soy una bióloga, pareciera que descarriada, que tiene algo que decir en el mundo de la gastronomía, lo que es un muy bonito halago.
A mis 33 años, esto es lo que tengo que decir al respecto: no soy lo que he estudiado, no soy aquello en lo que he trabajado, mucho menos soy mis pertenencias, y ni tan siquiera soy lo que escribo.
Todo ello, puede en ocasiones llegar a reflejar quién soy, en ningún caso definirlo.
Lo que soy, son las palabras que surgen en conversaciones con postre, el rezo silencioso, el puente entre personas, la pared imperturbable ante la falsa modestia y la amabilidad engañosa, el lugar de acogida de verdades sepultadas, las manos que amasan en una mañana soleada. Y eso es lo que encontraréis en las palabras que quedan al otro lado de mis manos.
Bienvenidos.
Cultura gastronómica
Decidí crear The Ingredients of Our Story para contar a través de los platos ciertas parcelas de realidad, concretamente aquellas relacionadas con la diáspora, la fe y la identidad.
Al respecto, alguien me dijo hace poco: “hay gente que tal vez ni siquiera tiene claro lo que significa diáspora”.
Es cierto. Hay personas que visitan mi proyecto y sienten que están frente a las vistas de una azotea de la que desconocen la ciudad.
Esa es la razón, por la que he decidido ir desgranando los conceptos sobre los que se cimenta este rincón. La puerta de entrada: la cultura gastronómica.
Hablar de la mesa como medio de expresión, como vía de construcción y nexo, es dirigirse a la faceta cultural de la gastronomía.
Entre las definiciones posibles acerca de qué es la cultura gastronómica, encontramos la del Dr. Alberto Peralta de quién Travesía Cultural se hacía eco. Tanto a él como a otros muchos perfiles interesantes los descubrí gracias al grupo de facebook de antropología de la alimentación, dónde se congregan estudiantes, interesados y profesionales del ámbito, como el mismo Alberto Peralta, Paris Aguilar o Miriam Bertran.
Según Alberto Peralta, existe una serie de preguntas que nos guían para conocer la cultura gastronómica de un grupo. Las preguntas son las que siguen:
¿Cómo se relaciona el humano con la tierra? Dónde, cómo y cuándo siembra y cosecha.
De lo disponible, ¿Qué es comestible para ellos? ¿Qué filtros religiosos, políticos o económicos intervienen? Bienvenidos a The Ingredients of Our Story, aunque la elección alimentaria según el factor sociodemográfico no esté todavía entre las categorías.
¿Cómo se transforman los alimentos en la cocina? ¿Qué emociones y simbolismos intervienen en ello? Una respuesta de ejemplo: harina, sal y agua es la conjunción básica del pan. Sin embargo, la forma de transformarlo en un pan trenzado, como el jalá judío o el joreg armenio de Pascua, le dota de un simbolismo muy concreto, particular a cada narrativa.
¿Cómo pasa el alimento a ser comida en una mesa compartida? Para ahondar en este concepto es recomendable el recorrido por los cuatro conceptos clave que recoge el Dr. Peralta: convivialidad, comensalidad, mesa y comensal. La forma de convivir con el alimento alrededor de una mesa, la forma de convivir los unos con los otros respetando unas normas específicas, por edad, por posición. La mesa, como el espacio y momento en que la convivialidad y la comensalidad se llevan a cabo y por supuesto el comensal, aquel que asiste a la mesa y lleva a cabo la convivialidad y comensalidad.
Bajo estos términos, se construyen las narrativas que recojo en artículos como el de Bene Israel o en las entrevistas a alguien como Lamine, quién en la toma o no de la mona, y la participación o no de la mesa de los adultos encontró parte de su propia historia.
La imagen de la semana
La gastronomía tiene el lujo de encontrarse representada y encontrada en múltiples facetas. El mundo del arte y el diseño nos regala algunas imágenes memorables.
Las que comparto esta semana con vosotros corresponde a la ganadora del la categoría de innovación de Pink Lady por Yuliy Vasilev, de la categoría de Food for the family de Weining Lin y un retrato de huevos, sí, por Alai Ganuza.
Yuliy Vasilev, Categoría Innovación Pink Lady
Weining Lin, Categoría Food for the family
Dibujo de Alai Ganuza
Qué he estado haciendo últimamente
Me gusta organizar encuentros, por lo mucho que nutren. El último evento que organicé fue una cena armenia. Mi nombre es Laia Shamirian Pulido, soy descendiente de gallegos, andaluces y armenios, y nací en Barcelona.
Formar parte del linaje armenio ha conllevado consigo el entendimiento de la diáspora, de la responsabilidad colectiva en la preservación cultural y las vicisitudes de la construcción de una nación en la distancia.
Para quienes lo desconozcan, el genocidio del pueblo armenio en 1915 bajo el imperio Otomano es considerado el primero de la historia. Un genocidio que todavía carece de reconocimiento en países como España.
La cena armenia es mi propuesta para salvaguardar la cultura y hacer partícipes a personas no armenias de la historia armenia.
Así fue como el pasado 21 de abril, a lo largo de una abundante mesa, con lavash, encurtidos, y khorovats, se reunieron armenios de Armenia, armenios de Argentina con origen sirio, argentinos y catalanes. Compartiendo bocados, intercambiando recuerdos de infancia y mucha historia.
En los próximos meses estamos organizando una exposición en el marco de narrativas migrantes de Poblenou sobre armenia, su diáspora y su identidad gastronómica diaspórica.
Además de un café identitario, donde mestizos y generaciones que han crecido a caballo entre más de una nacionalidad, nos reuniremos alrededor de una gran mesa de madera para compartir experiencias y dislumbrar el lugar al que pertenecemos.
Sobre todo ello, os seguiré informando en las próximas newsletters.