Plantamos granados. Eran de la mejor calidad, y muy caros. Plantamos unos setecientos. Yo sólo, planté un centenar. El tío, plantó muy pocos. Así conseguiríamos tener un huerto de granados, perdido en la más extraña desolación que se haya visto nunca. Era el absurdo más adorable que se pueda imaginar y el tío estaba como loco solo de pensarlo.
Hasta que las granadas vuelvan a crecer
Hasta que las granadas vuelvan a crecer
Hasta que las granadas vuelvan a crecer
Plantamos granados. Eran de la mejor calidad, y muy caros. Plantamos unos setecientos. Yo sólo, planté un centenar. El tío, plantó muy pocos. Así conseguiríamos tener un huerto de granados, perdido en la más extraña desolación que se haya visto nunca. Era el absurdo más adorable que se pueda imaginar y el tío estaba como loco solo de pensarlo.